Monday, October 15, 2012

Made of steel, made of stone


Y después de pasar un fin de semana estupendo lo mejor es volver a tu cuarto y retozar entre la funda nórdica y la sábana bajera. Ya bueno, pero también te puedes ir a Hamburgo. Total, está, como quien dice, a un tiro de piedra. El único problema: el tren. Ese transporte que los modernos y las parejas enamoradas llaman “el mejor modo de moverse” y lo encuentran nostálgico. Yo sólo encuentro que en DSB tienen unas muffins de chocolate estupendas. Pero todavía el sistema de trenes daneses  es veloz. Moverse por Alemania es otra historia. Creo que iría igual de rápido en coche. Echo de menos el AVE.

Sin embargo, Hamburgo es no sólo uno de los lugares favoritos para los hipsters, los modernos o los más trendy entre la gente europea, también lo es de los puteros. Si eres un viejo verde alemán (también se aceptan otras nacionalidades) y quieres ver como señoritas bailaban con ropa, con poca y sin alguna, desde luego esta es tu ciudad.

Salir del mini-mundo danés de ciudades pequeñas, todo políticamente correcto enmascarado con un foulard de libertarismo trasnochado y donde las tiendas cierran alrededor de las seis de la tarde y entrar en Hamburgo ha traído a mí ese cosmopolita que había asesinado en mi habitación de Korallen.

Además soy de esas personas que cuando visita una ciudad necesita algo y nunca es turístico. Vi un cartel de “Keep calm and carry on” –algo que debería comprarme en Londres y no en Hamburgo- pero estuve a punto de caer. Entro en Hard-Rock Café no para ver qué estrellas de la música estuvieron allí antes que yo, sino para mirar el merchandising de HRC. La tienda St. Pauli, que para muchos representa algo más allá de la afición por el fútbol alemán, para mí es un lugar donde encontrar ropa nueva y exclusiva. Y finalmente, si hay quien entra en un centro comercial en busca de postales, yo me paso haciendo cola para comprarme una sudadera de Hollister. Súmale un So-Ho y un barrio portugués y tienes oportunidades infinitas de comprar, lo que sea: arte, decoración, ropa o incluso libros.
Amy, we still love you but there's nothing you can do to take me away from Hamburg

Ah, bueno, sí. Eso. La ciudad. Entrando en temas más serios, he decir que Hamburgo ha conseguido unir dos estilos que ayuntamientos del mundo entero no encuentran complementarios. El ladrillo, el pan di oro y el mármol no tienen por qué estar lejos del cristal, el acero y -¿por qué no?- el plástico. Mi compañero Daniel al principio parecía muy emocionado con la arquitectura y yo lo miraba con una ceja levantada. Al final, el español se rindió ante el suizo. Llega el atardecer y la ciudad, nueva o vieja, vacía o llena de coches, arde en las luces naranjas.

Muchas oportunidades en esta ciudad del estereotipado cuadriculado mundo alemán. Muchas oportunidades de todo tipo de diversión. Muchos lugares donde despilfarrar tu dinero de una forma inteligente o simplemente ociosa. Muchos lugares donde comer grasienta y dulce pastelería y el más asiático box de noodles. Muchas oportunidades de vivir en una ciudad nueva y vieja al mismo tiempo con muchos lugares que vivir.

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