Wednesday, August 22, 2012

Shopping: Choque cultural y cosas que echo de menos

La verdad es que el título no puede ser menos original. Bueno, podría numerarlo y sí lo sería pero eso es irrelevante ahora. Estoy más nihilista que Simone de Beauvoir en sus últimos días y es que encuentro cosas muy distintas entre este país de gente alta y mi hogar. Y no, no soy de esa clase de gente que se queja porque echa mucho de menos su casa, su comida y su jamón. Oh, supéralo, hermano.

Empezaré por el choque cultural. Esto se manifiesta en todas las formas de consumo. Da igual lo que necesites, nunca está tan organizado como en España. Puedes pasearte por distintos estantes que siempre habrá macarrones o especias o pollo. No hay un orden definido, salvo para las verduras, que las guardan a temperaturas infernales, si es que el infierno fuera un lugar helado.

¿Necesitas enjuague bucal y vives en Trekoner? Oh, I feel so sorry for you. Es lo que te diría si fueras Erasmus, pues intento evitar toda palabra española salvo la escrita. De momento me centro en el inglés y el danés. Pero, al grano. El Listerine, el Oraldine, el Colgate u otra marca para enjuague bucal es desesperantemente difícil de encontrar en el Fakta situado al lado del campus. Venden máquinas de coser (sí, la Singer de toda la vida), unas poderosas ¿manos? ¿garras? para coger arañas desde la distancia pero, sin embargo, nunca ese preciado líquido de color diverso y aroma refrescante.

Como ya os dije, todo queda en el consumo. No voy a empezar a llorar porque echo de menos la tortilla. Ya la tomaré cuando vaya a España o encontraré otra comida en Dinamarca que me guste. Me centraré sólo en el shopping y es que es un tema muy curioso si se profundiza porque nos lleva hasta el sentimiento de permanente seguridad en el que vive inmerso el país. Todas las tiendas exponen sus productos en la calle. Da igual que sea el archiconocido Tiger, una empresa de telecomunicaciones o un supermercado, que todos ocupan un lugar de la calle para mostrar su género. Y es que a eso me recuerda a género, como si fuera grano, ovejas o fruta de temporada. Sin importar que sea un pequeño comercio o una reconocida marca de prestigio como Tommy Hilfiger. Todos tienen mesas para sacar sus productos y nadie roba. Es un poco obsceno.

Pero sin duda lo que más me ha llamado la atención y me ha producido el mayor cultural shock ha sido la calle peatonal de Copenhague, la llamada Strøget. Puedes encontrar una gågade o calle peatonal en casi cada ciudad de Dinamarca en la que se concentran los comercios, es algo que a los daneses les apasiona. Bueno, pues en la susodicha calle de la capital del reino encontrarás las mejores firmas de moda y joyería. ¿Y qué novedad es esa? Pues ninguna. La novedad se encuentra a que Gucci, Lanvin o Louis Vuitton conviven con H&M, Jack&Jones o iSolid en perfecta armonía. ¡Qué bonito! Es esa idea de igualdad presente en la mentalidad de los habitantes. Pero, seamos realistas, si pasas más de diez minutos con un danés hablando de su sociedad te darás cuenta que esa igualdad no existe para ellos. Hablan alto y claro de distintas clases sociales y de guetos. Y sobre todo, me cuesta ver a Lanvin frente a Zara o a Thomas Burberry al lado de H&M.

Cosas que echo de menos se basan en la compra. Todo gira alrededor de una dichosa divisa llamada corona danesa o dansk krone. Y es que mi problema no es el jamón, las croquetas de mi madre o la paella los domingos. No, es algo superior. Estoy cansado y no tengo insecticida. ¿Hola? Dinamarca está muy bien que seas eco-friendly y viva lo verde y muerte a la polución pero yo necesito acabar con los insectos que pululan alrededor de Korallen. Vivo en mitad del campo y a veces veo conejos desde la cocina y hoy he visto cabras mientras me movía entre edificios del campus. Los mosquitos son gigantes y las arañas abundan como en una cueva. Por lo tanto, no quiero un matamoscas, just gimme a fucking insecticida. No me gustan mucho los animales pero si fuera de una asociación sería de PETA, pues odio las pieles; no compraría ninguna piel a no ser que pueda documentar que el animal murió de causas naturales y tras su muerte la utilizaron; no me gustan los zoo's porque creo que los tigres y elefantes, así como el resto sufren encerrados; pero los insectos y las arañas son otra cosa. No siento piedad. Y cada día en Dinamarca se me acaba un poco más.

1 comment:

  1. Lo de que nadie robe ¿no debería ser signo de civismo y no de obscenidad? Acabáramos. Por lo demás bien, sobre todo el ataque del final )...eco-friendly y viva lo verde y muerte a la polución...)

    ReplyDelete