Saturday, October 20, 2012

Experience Aarhus or die


There are weeks when neither you can stop of spending money and time nor park your ass on a seat. The week 41 was one these weeks. It wasn't enough with Odense and Hamburg. I needed to rest for a day in my stinky hole in Korallen and take another train on Friday in direction to Aarhus. One stop in Odense to change the train and on the way to the second largest city in Denmark.

Aarhus smells like those small places with something rural in it but at the same time it shines like a big capital with lots of people on the streets, lightning posters, great libraries full of dusty books and modern-but-old buildings. But it also shines with the bright of a city with no useful transportation, at least after twelve o'clock. But the way-back to sleep is not so funny when you gotta go by walking, it's raining and you don't know how to get home. I will never understand why such a developed country doesn't have a good transportation system. Maybe it's because they're only five millions inhabitants here.

Now, back to Korallen, I miss Giovanna’s room and hospitality. Her place even had Kandisky’s pictures. I would like to be there and drink Tač’s (still hard to me not to call him Jan) coffee. It was almost a tradition, coffee after every meal. I’d like to eat again such good potatoes which Sabine offered to us, even though they didn’t have oil.  And last but not least, I want to see Fabio with his Lego glass with straw, which he called “his d**k”, mixing different alcohol and syrups.
Jan is missing but imagine a blonde dude from Czech Republic

So, my advice, my dear reader, is, if you are in Denmark for a long time, take advantage of that and visit lots of places. But, please, skip classes. Wildcard is less useful on weekends.

Monday, October 15, 2012

Made of steel, made of stone


Y después de pasar un fin de semana estupendo lo mejor es volver a tu cuarto y retozar entre la funda nórdica y la sábana bajera. Ya bueno, pero también te puedes ir a Hamburgo. Total, está, como quien dice, a un tiro de piedra. El único problema: el tren. Ese transporte que los modernos y las parejas enamoradas llaman “el mejor modo de moverse” y lo encuentran nostálgico. Yo sólo encuentro que en DSB tienen unas muffins de chocolate estupendas. Pero todavía el sistema de trenes daneses  es veloz. Moverse por Alemania es otra historia. Creo que iría igual de rápido en coche. Echo de menos el AVE.

Sin embargo, Hamburgo es no sólo uno de los lugares favoritos para los hipsters, los modernos o los más trendy entre la gente europea, también lo es de los puteros. Si eres un viejo verde alemán (también se aceptan otras nacionalidades) y quieres ver como señoritas bailaban con ropa, con poca y sin alguna, desde luego esta es tu ciudad.

Salir del mini-mundo danés de ciudades pequeñas, todo políticamente correcto enmascarado con un foulard de libertarismo trasnochado y donde las tiendas cierran alrededor de las seis de la tarde y entrar en Hamburgo ha traído a mí ese cosmopolita que había asesinado en mi habitación de Korallen.

Además soy de esas personas que cuando visita una ciudad necesita algo y nunca es turístico. Vi un cartel de “Keep calm and carry on” –algo que debería comprarme en Londres y no en Hamburgo- pero estuve a punto de caer. Entro en Hard-Rock Café no para ver qué estrellas de la música estuvieron allí antes que yo, sino para mirar el merchandising de HRC. La tienda St. Pauli, que para muchos representa algo más allá de la afición por el fútbol alemán, para mí es un lugar donde encontrar ropa nueva y exclusiva. Y finalmente, si hay quien entra en un centro comercial en busca de postales, yo me paso haciendo cola para comprarme una sudadera de Hollister. Súmale un So-Ho y un barrio portugués y tienes oportunidades infinitas de comprar, lo que sea: arte, decoración, ropa o incluso libros.
Amy, we still love you but there's nothing you can do to take me away from Hamburg

Ah, bueno, sí. Eso. La ciudad. Entrando en temas más serios, he decir que Hamburgo ha conseguido unir dos estilos que ayuntamientos del mundo entero no encuentran complementarios. El ladrillo, el pan di oro y el mármol no tienen por qué estar lejos del cristal, el acero y -¿por qué no?- el plástico. Mi compañero Daniel al principio parecía muy emocionado con la arquitectura y yo lo miraba con una ceja levantada. Al final, el español se rindió ante el suizo. Llega el atardecer y la ciudad, nueva o vieja, vacía o llena de coches, arde en las luces naranjas.

Muchas oportunidades en esta ciudad del estereotipado cuadriculado mundo alemán. Muchas oportunidades de todo tipo de diversión. Muchos lugares donde despilfarrar tu dinero de una forma inteligente o simplemente ociosa. Muchos lugares donde comer grasienta y dulce pastelería y el más asiático box de noodles. Muchas oportunidades de vivir en una ciudad nueva y vieja al mismo tiempo con muchos lugares que vivir.

Tuesday, October 9, 2012

I don't love NY but I do love Odense


People who know me are conscious that I am never cheesy or sensitive. I act like this kind of bastard saying “don’t give a shit” to everything. But just for today, forgive me if I’m more melodramatic that I am usually. Maybe you can blame the coffee or the so sweet muffin from DSB.

DSB muffins are so good
One time I heard that home is where your heart is. Even if I still feel like a stranger trying to do my best to introduce myself in this cold country, when I am back to home this feeling just fades away. So my home is not where I live. Currently I live in Roskilde (being more precise, I live in the middle of nowhere in a place called Trekoner) but I don’t feel that’s my home. It’s grey, cold and different. Well, the whole Denmark it’s grey, cold and different but there’s a place which bright with a different light. There it’s where my home is. This place is Odense.

My closest friends really know that I’m keen on big cities but from time to time I find a place a small place where I really feel comfortable. In the past was Oxford and currently is Odense. H.C. Andersens byen er stedet, der jeg mangler når jeg vil slappe af og have de hyggeliste tider.
Sometimes we tend to think that we are foreigners in a new country we are alone. As an Erasmus student I might say that I feel alone and I don’t have my family next to me. But I found a new family. It’s a Danish family that doesn’t hesitate to help you whenever you need. It’s not necessary to say names. They do know who they are.

I am so happy because I have to families so if I’m in Spain or in Odense I’ll never feel alone. A good Spanish friend of mine told me once that it’s not bad to be alone. Being alone gives you time to think, reflect and take care of you. The big problem is being to feel lonely. In Denmark, for sure that I don’t feel like that. In Odense I am always with my friends, therefore I am not alone. And in Roskilde I know they are next to me and they care about me, so there’s no need to feel lonely.

Perhaps we are not the best one showing our feelings and saying how much we appreciate each other, but most of the time it’s enough with actions.

I don’t need a lot of things in Odense, only Odense. 

Saturday, October 6, 2012

Let's go living in DK


Puede que un día te llegue la carta de aceptación de Roskilde Universitet o(RUC, como la llaman todos) y pienses: “Pero, qué hago yo con mi vida? ¿Dónde voy a vivir?”. Bueno, yo siempre digo que RUC proveerá pero por si acaso es mejor ser rápido y tener un ojo abierto a otras posibilidades, como un piso en Roskilde o en Copenhague o incluso ciertas residencias estudiantiles. Cito textualmente a la encargada de relaciones internacionales, Maria Hylstofte: “the rooms are allocated after the principlie ‘first come, first served’”. La oferta de RUC, hasta el año pasado, era muy limitada. Vivirán en Rockwool o en Korallen. Este año ha nacido Kolibrien.
Veamos qué es cada cosa. Kolibrien es el nuevo kollegium y por ello debería ser el más divertido y el más fiestero. Pues no. Ventajas: tienen wi-fi. Desventajas: Funciona muy lento. Lo bueno es que la única suciedad que tienen las habitaciones es la del polvo de obra. Lo malo es que al ser tan nueva faltan cosas indispensables, como espejos y elementos de cocina. No llegan a la veintena de estudiantes allí por lo que sólo existe una cocina y una zona común por planta. Todo el mundo tiende a cuidar la cocina, pues no hay otra. Esto es como aquellos anuncios de los 90 sobre ecología de “cuida tu planeta, no tenemos otro”.
Aquella torre de aspecto infernal y pintada de azul es Rockwool. No importa lo terriblemente fea que sea por fuera, lo que importa es lo terriblemente siniestra que son sus escaleras por dentro. Sin embargo el rollo que se marcan es sin duda mejor. Son como una familia dividida en pisos. Rockwool se compone de tres pisos en los que viven cuatro personas cada uno y con cocina y dos baños. Ciertamente es todo más familiar. Internet no es un avance, funciona con cable y se necesita contraseña. No sé en qué mundo vivimos.
Y llegamos a Korallen. ¿Qué voy a decir de Korallen? Pues pestes y cosas buenas también. A pesar de haberse construido en el 2007 la residencia por completo carece de wi-fi. Sólo hay cable. ¿Qué pasa si no tienes cable? Que toca una visita al centro de Roskilde. Lo bueno de Korallen, que estás en frente de la universidad pero su localización es pésima para ir al supermercado. Todavía pienso que deberían poner, desde la parada de tren hasta la residencia, una cinta mecánica que lo hiciera todo más fácil. Realmente Korallen es un caos. Con el tiempo vas sabiendo quién es quién pero hay temporadas en las que dices “¿este es nuevo?”. No, puede que sea tu vecino de al lado pero como nunca sale no lo has visto. Tantos estudiantes resulta fastidioso, puesto que nadie se preocupa de limpiar las cocinas comunes. El lema es que cuando una cocina se ensucia demasiado, es mejor huir a otra. Y esta huida suele ser vertical. Amigo lector, sé consciente de que si vives en Korallen y te ha tocado una de las cocinas del piso bajo estás realmente jodido, es donde más fiestas se hacen. A la gente se le despierta un sentimiento de pereza a la hora de estar de party. Sin embargo, esto ambiente festil ayuda a aquellos que son más tímidos a conocer a mucha gente.
 En cuanto a las habitaciones, Korallen es una lotería. Puede que tu habitación esté plagada de muebles o puede que esté vacía como las iglesias después de Semana Santa. Cada habitación cuenta con un armario con llave en la cocina y un trastero al lado de la puerta. Hay quien se ha encontrado ropa, bicicletas o una X-Box y hay quien no se ha encontrado nada.
Solamente me resta decir que si el campus y sus residencias son tu opción de viviendo, sé valiente, amigo. Sé valiente.